Cuando mi hombre comienza a debatirse con el llanto,
yo me convierto en cuna, y el se vuelve pequeño entre mis brazos.
Yo le obsequio la luna, la luna aprisionada entre mis dedos,e ilumino su rostro.
Cuando mi hombre llora, yo almohadizo mi hombro.
Y sus lágrimas mojan mi camisa y la perfuman.
Cuando mi hombre llora, no lo descubran.
El llanto de mi niño me abre hasta el pecho,
luego cuando se duerme, lo llevo al lecho.
Y el derroche de gloria que me regala,
me lo devuelve hombre bajo las sábanas.
Cuando mi hombre ama , yo me convierto,
en una frágil niña sobre su pecho.
Alicia Celada
3 comentarios:
Adelante hasta aqui muy bueno, lirismo y ozadia---chat literario barcelona
Hoy, el día de hoy, he vuelto a leer este poema, y vi aspectos que en una primera y somera lectura escaparon de mi entendimiento; interesante la identificación hombre-niño, mujer-madre, y el cambio que se opera al final, niño-hombre-amante; mujer-niña; Freud sería feliz analizándolo. Pudiese decirse que es un amor muy latino, algo así como un amor edípico contado desde la perspectiva de Yocasta.
Antonio Ortega
շատ գեղեցիկ է, եթե դուք ուզում եմ պատմել ձեզ, իսպաներեն
Sergio
Publicar un comentario