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Mostrando entradas de 2015

El recreo

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El recreo Yo soy tu recreo, así lo aseveras, un bálsamo ,un cielo plasmado en tu tierra. Sonó la campana que tu tantaneas, marcando los tiempos, las pausas y esperas. Y yo me limito a izar tu bandera, trepada a tu mástil como una ramera. En este recreo también se hacen pruebas, se aprueban exámenes y existen las reglas, no es sólo recreo plasmado en tu tierra. Una tarde de estas, para tu sorpresa, voy a apoderarme, aunque tu no quieras, de aquella campana que tu tantaneas, de todos los tiempos, las pausas y esperas. Y tendrás recreo, cuando yo lo quiera . Alicia Celada

Amores inconvenientes

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Hay amores que son inconvenientes Desquiciados, perversos, alocados. Y otros mansos amores denigrados. . Peregrinos y fieles penitentes. Yo he conocido amor inconveniente. El excelso, el mas puro, el que nos quema. Ese que rompe todas las cadenas. Y encadena a su vez, con más ajuste. Ese amor que levanta y que nos hunde. Paradójico amor que nos da vida. Causando tal herida que nos mata. El amor que se grita y que se calla. El amor que ablaciona y abemola. Que nos provoca la febril locura. Que nos amansa, que nos descarrilla. Ese amor que nos arde y aniquila. Que nos deja las venas encendidas. Para un amor, tal vez más conveniente. Que nos calma, nos calla y apacigua. Y encadena a su vez con más recato. Con cordura, con tacto, con firmeza. Y lentamente con vetas de tristeza. El amor conveniente nos apaga. Alicia Celada

Estas a salvo de mi amor

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Estas a salvo de mi amor Estas a salvo de mi amor, yo no acostumbro a entrar donde no me abren las puertas. No soy de las que forcejeo o la pateo desesperadamente. Solo estaré el tiempo que duren los faroles prendidos y cuando comiencen a pestañear podemos apagarlos juntos, para evitar el duro trago de quedar a oscuras, luego seguiré mi camino a los tumbos, a tientas , un trecho nada más, me cruzare a la vereda que encuentre más iluminada. Quédate tranquilo, no necesitas advertirme nada. se muy bien de lo que hablan tus silencios y creo conocer los fundamentos de todas tus palabras. No tienes que temer, estas a salvo de mi amor. Jamás entro donde no me abren las puertas y menos aun, si veo que adentro no hay suficiente luz para establecer mi morada. Alicia Celada.(Argentina) Pintura, Sensualidad bajo la lluvia lll del Artista Colombiano Jorge Ocaña .

Cuando mi hombre llora

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Cuando mi hombre comienza a debatirse con el llanto, yo me convierto en cuna, y el se vuelve pequeño entre mis brazos. Yo le obsequio la luna, la luna aprisionada entre mis dedos,e ilumino su rostro. Cuando mi hombre llora, yo almohadizo mi hombro. Y sus lágrimas mojan mi camisa y la perfuman. Cuando mi hombre llora, no lo descubran. El llanto de mi niño me abre hasta el pecho, luego cuando se duerme, lo llevo al lecho. Y el derroche de gloria que me regala, me lo devuelve hombre bajo las sábanas. Cuando mi hombre ama , yo me convierto, en una frágil niña sobre su pecho. Alicia Celada

Por despecho

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Sólo por despecho ansío encontrarte, con el negro espanto de sentirte solo. Abatido, seco, astillado, hueco, despojado y yerto. Con las manos muertas de esperar caricias que no has merecido. Sólo por despecho, deseo encontrarte más envejecido. Con las alas rotas, con el pecho roto por haber caído. Sólo por despecho, que no fuiste mío, siendo yo tan tuya cuando nos tuvimos. Deseo que nunca puedas derramarte en un vientre tibio. Que no halles rincones donde cobijarte cuando tengas frío. Sólo por despecho,  deseo que sufras, que llores, que gimas. Hasta que maldigas haberme encontrado, que no se te olvide nunca mi mirada.  Que ella te persiga de noche y de día, y quede en tu almohada. Que mi poesía te torture siempre y sagradamente guardes mi poema.  Para que te muerda cuando lo acaricies. Hallarte en reposo, tan cerca del pozo que te asalte el miedo. Que grites mi nombre y que yo no acuda, que ansíes mi cuerpo y que ...

Voy a correr la noche

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                     Voy a correr la noche Voy a correr la noche sin medidas. En compañía del viento, despeinada. Buscaré las caricias desmedidas y la promiscuidad más degradada. Voy a correr la noche calle arriba. Para deshilacharme en las almohadas. Esperando que llegue el forastero y me cargue en su espalda. No pondré resistencia ante sus brazos. Me dejaré llevar, como si nada, y bajaré  sumisa la cabeza. Para así recordar tantas nostalgias. Me quedare dormida boca arriba, con el ronquido triste de los muertos, y al despertar, tal vez envejecida. Vuelva a correr la calle boca arriba para morir de sed bajo el cemento. Alicia Celada

El agobio

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Y displicentemente tu dices que te agobio. Y si agobiar es esto que siento por las noches, añoranza,nostalgia de no tenerte al lado, respeto de tus tiempos,angustia de tu ausencia, de no saber que pasa cuando existen silencios. Y si agobiar es esto,que siento de repente, de querer abrazarte y de quererte fuerte, de reclamar tus brazos y ansiar adormecerme, en tu gigante pecho, casi tímidamente. Y si agobiar es esto que sacude mi mente, cuando te pienso y siento que no es suficiente. Entonces te libero de este agobiante trato, y te quito los grillos y desato los lazos. Perdón si te he agobiado con mis tontos poemas, perdón si te he agobiado con mi torpe ternura. Yo sólo quería darte un poco de cariño, perdón por mis agobios, no comprendi el pedido, que me hacían tus labios,labios comprometidos. En momentos de éxtasis, se dice lo indebido. Creí haber entendido tu demanda de niño, creí haber entendido tu demanda de hombre,. Pero me he equivocado, tus palabras confund...

Atadito de aromas

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Atadito de aromas, arrojado en la cama, galopando el espacio,demandando las llamas. Yegua y potro indomables, escapando del lazo, correteando los campos ,mitigando el letargo. Atadito de aroma, de sudor y de sexo, un relámpago intacto, un gemido frenético, una espera, un escape, una pausa, una entrega, una mezcla de miedos, una duda longeva, una magia, una seña, un riesgo inesperado. Atadito de aromas, de aromas tan ansiados, paraíso e infierno en un mismo elemento. Todo, todo esta dado, para empezar un sueño. Alicia Celada

La buena miel

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Yo no quiero ser la que hay en casa, quiero ser la de afuera, apetecible. Yo no quisiera ser la aborrecible, ni la irritante, deslucida, opaca. Quiero resplandecer cada salida, y sentirme de amor bien rebalsada. Con las horas contadas y encendidas, no esperar a que llegues, resignada. No quiero las caricias apagadas, un cumplido mas frío cada día. Quiero ser tu persona más amada, quiero ser entre miles la escogida. Es por eso te invito a la aventura, aquí siempre se liban buenas mieles. En este enjambre dulce, por ventura, los sueños andan siempre sobre rieles. Enredemos marañas de placeres, alejados del miedo y del deber. Será sin duda la unión entre dos seres, como Dios cree que debiera ser. Yo no quiero ser la que hay en casa, quiero ser la que hay en tu sentir. Dejemos que estas cosas que nos pasan, se mantengan sin fin. Quiero ser lo cierto de lo incierto, que avances mar adentro si pedir. Quiero añadir placer a tu descanso, quiero ser campo...

Solo mío

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 Ahora es mío, este dolor es todo mío. Ya se que aquí se queda para siempre. No saldrá a recorrer arduos caminos. Ni será este dolor un penitente. No hallará abrigadero entre tus brazos. Ni la paz en tus manos solidarias. Sólo hallará la estatua inanimada. Los ojos naufragando en el silencio. Y la nada, la nada. Ahora es mío, este dolor es todo mío. Ahora, y para siempre. Tortuosamente, indefinidamente. Es mío, solo mío.   Alic ia Celada

Tirarse a descansar

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Amontonar palabras, gestos, risas y caudales de lágrimas inútiles, atar a nuestros labios una sonrisa, y en los ojos un brillo que perdure. Seguir, seguir la senda despaciosa, cuidando no pisar hirientes cardos, y una vez, que lleguemos, silenciosos, tirarse a descansar de los agravios. Autora: Alicia Celada pintura: El descanso del campesino del Artista Venezolano:Merbaldo Enrique Hernàndez Ramos

inútilmente

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He abortado los últimos destellos, para iluminar los ojos de mis queridos muertos. Alguien sabe que amo inútilmente, y me arroja imanes de fuego, sobre el vientre seco, seco arenal ,acostumbrado a los vientos. He abortado los últimos  destellos, para encender las almas de mis queridos muertos. Alguien sabe  que amo inútilmente, alguien, inútilmente, me amara en silencio. Alicia Celada

Envejecio tu corazon

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Envejeció tu corazón, como las piezas de un reloj entumecido, y ya no se estremece, ya no sueña, dejo de ser el corazón de antaño. Envejeció tu corazón, lo siento, ya nada puede hacer un cirujano, que puede revivir el corazón de un muerto, pero no el corazón de un ermitaño. Si no llega el amor no habrá más cura, si no llega el amor no habrá milagro, nada se puede hacer desde la ciencia, solo tu puedes con pasión lograrlo. la simpleza del hombre estalla en la complejidad del ser humano. No se puede vivir apasionadamente, con un pobre corazón avejentado.  La vida es nada, para el hombre solo, no hay peor soledad, que el desamparo. Todo lo puede un corazón que canta, nada lo puede un corazón impávido. Si el corazón no grita, no galopa, no conoce el amor y no lo clama, es sólo un corazón a medias. Al pobre corazón avejentado, si lo hallas algún día enamorado, abre de par en par tu pecho entero y deja que se escape placentero. Veras, tu corazón, será el de un niño  y ento...

Polifemo mio

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Tú sabes que es a ti que estás tan cerca ,al que perjuro y otra vez maldigo. Tú sabes que yo rondo por tu verja, como un pobre mendigo. Tú que entiendes mis versos, bien comprendes, que este dolor atroz en que me inspiro, se ha encerrado en el alma y se me prende, sin darme los motivos.  Yo se que he merecido este desprecio, abominable, cruel, casi mortivo, se que jamás podre estar en tu lecho y tu cuarto ya es un privativo. Ay ,que dolor el mío amontonado, que pugna por salir y se me queda, ay que dolor el mío enamorado ,que no me da mas tregua. Malditas esas manos que te tocan, el órgano sutil que te apodera, malditos sean tus hijos, tus mujeres,y maldita tu hembra. Porque no habrá mujer que te ame tanto, como esta , tu liberta, que te ha dado la sangre y se va en sangre, como tu lo deseas. Malditos los pezones que succionas, porque no te alimentan, maldito sea el semen que derrames, que no dará su ofrenda y maldito tu canto que en mi cuarto de noche se me queda. Porq...

La ausente en el desván

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Se que me buscaste la noche pasada, recorriste todo, sótanos y salas, no me descubriste,  yo estaba en tu almohada. Se que estas dudando que ando por la casa, porque ayer dejaste la luz apagada y estaba prendida cuando regresabas. Todo esta en desorden , pero no te enfadas, la comida espera servida en sus latas, la cama revuelta, mis chinelas blancas, tiradas a un lado junto con tu bata. Se que no comprendes mi ausencia temprana, que no te resignas a la fría cama, y yo que presente me encuentro en la casa, no puedo ayudarte a secar tus lágrimas. Mi retrato ríe  sobre la butaca y el armario oculta tu camisa blanca, que enreda sus brazos en mi oscura falda. Mis cajones guardan los viejos recuerdos, todos detenidos en aquellos tiempos. Tu sabes , ya nunca se vuelve de aquello, pero igual esperas el milagro nuevo. Se que me buscaste la noche pasada, porque estas dudando que ando por la casa. Al llegar la noche, con luz apagada, rezaste en lo bajo, ped...

Calambur

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        He conocido hombres de todos los tamaños: grandes, pequeños e insignificantes, locos,aristocráticos,veletas, tontos, mediocres,genios y poetas, sabios,putos y profetas, de todos los colores,de todas las edades, tiernos,viriles,toscos y cobardes, valientes,puritanos y leales, salvajes,atrevidos ,desmedidos, insolentes,donceles y machistas, prepotentes ,sumisos,mentirosos, hermosos,caprichosos y asquerosos, casados ,solteros,separados, indecisos y pobres desgraciados, atormentados,lerdos ,apurados, exasperados,torpes y engreídos, creyentes,ateos y dudosos. Hombres de los suburbios, hombres de los castillos, hombres de los salones, hombres de las alcobas, hombres de los zaguanes, hombres de las gramillas hombres de las esquinas, hombres de las bocinas, borrachos,drogadictos y convictos, decentes,indecentes,malhechores, ladrones,parroquianos,militares, dementes,supercuerdos,supermanes. Hombres de los suburbios, hombres de los castillos, hombres de los salones, ho...

Caso cerrado

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Desenfundar el alma y acribillarte a besos por la espalda. Se caratula  el crimen : privación ilegítima de la libertad de un hombre por osadía de una desvergonzada mujer, que se aventuró a amar con antelación al amor mismo. Sentencia de los hombres, jueces implacables a los delitos femeninos: duras miradas y cambio de rumbo, ante cualquier enfrentamiento eventual. Caso cerrado, sin posibilidad de apelación,  y todo, por desenfundar el alma, y acribillarte a besos por la espalda... Alicia Celada

La faca

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Ahondaré la faca en la profunda caja, y sangraré palabras,besos ,nombres.  Me desnudaré de las palabras bajas, calumnias e ignominias que me agobien. Destejeré tu imagen y arrojada, tan lejos de la vera, que te asombre. Derramaré tus versos por las calles, aquellos tontos versos que te nombren. Y por si acaso quede todavía, un rastro de tu ser, un rastro solo.  Me arrojare de lo alto de la vida, terminando contigo de algún modo. Alicia Celada

Dedicatoria

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  Te dedico el horror de mis noches en vela. El hastío diario de mi liviana sombra. Mi penumbra que abarca el reloj infinito. Mis derrochadas lluvias de amores reprimidos. Te dedico el fracaso, el otoño, el delirio. Las tormentas, los vientos, huracanes y ríos. Toda mi geografía sin ningún recorrido. Mi historia sin historia, mí química sin signos. Mi inicio a la locura, mí jaula, mis quejidos. Te dedico el horror de mis noches en velas.   Y mi macabra vida, que viví a tu manera.     Alicia Celada

Me declaro inocente

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Soy inocente, yo no maté a ese hombre. El empuñó en mi mano aquella arma. Y tan solo al mirarme fijamente, me dijo que lo haga. Yo no quería hacerlo, no quería, pero el me desangraba. Por eso que al hacerlo, use su propia arma. Estaba frente a el hacia tiempo, apuntando a su alma. El no midió los tiempos, las distancias, tal vez, me desafiaba. No quería matarlo, no quería, pero era una amenaza. Una amenaza a mi poesía, una amenaza para mi esperanza. ¡Que alivio, que final a este suplicio!, que a él lo torturaba. Y me dejaba presa de la espera, y a mi me acongojaba. No tengo que mostrarles a nadie mi inocencia. Si por matar al hombre, me vi obligada a matar mi hembra. Era justo, muy justo y digno que así sea. Por eso simplemente, me declaro inocente. Y acepto la amistad del hombre muerto. Para no revivirlo en el intento. Amigo mío, retoño de esa muerte, eres aquel testigo que libera. No quería matarte, no quería, pero era inevitable que así fu...

El hombre que no hablaba

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El hombre no hablaba, todos creían que era mudo, pero no ,simplemente no hablaba. Tenia un nudo de silencio en la garganta y el corazón anclado en un puerto inexistente en toda geografía. El hombre simplemente no hablaba, le habían extirpado las palabras las cirujanas manos del hastío, cegado por su propio mutismo, el hombre se mecía en los vaivenes del bullicio. Tenía muchas palabras amontonadas en el costado izquierdo,parecían que iban a desbordarle por los ojos, pero quedaban suspendidas en su acuosa mirada, parecía que iban a brotarle de las manos pero quedaban en sus dedos arañando las palmas. El hombre no hablaba, lo sacudían y no hablaba, lo golpeaban y no hablaba, lo torturaban y no hablaba, lo desgarraban y no hablaba. Y  no porque era mudo, simplemente, no conocía las palabras. Y así paso su tiempo, en el silencio, arrinconado a la vera del camino, viendo pasar a muchos peregrino, que cantaban , rezaban y exclamaban. Pero el hombre,no hablaba . U...

Hez

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 La tarde olía a sangre en los suburbios, el cielos serpenteaba sus blancas cintas, anunciando su llanto  desgarrante sobre la sola calle, desprovista de sueños. Las baldosas escupían sus palabras oscuras, salpicando las piernas abiertas, inmensamente abiertas como los pozos de las calzadas rotas; y entre ellas, hoy se debaten las sombras de los muertos ,que asoman en el vuelo de las blancas polleras y chorrean sus lágrimas de barro en las aceras. La tarde trae un vaho inmundo y angustiante, de sangre nauseabunda desprendida del vientre. El cielo vomita la humanidad entera , arroja su ira al igual que una fiera, y lloran las mujeres eternamente secas. La tarde huele a sangre en la hora siniestra y con manos unidas y encogido de piernas, en un eterno sueño, pareciera que reza, un manojo morado de carnecita seca. Se retuerce la tarde, se envilece la tierra, las baldosas escupen las sangrentosas piernas; y se mecen los niños en la ardorosa siesta, mientras cantan sus nanas las m...

Catarsis

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  Cuanto quise decir, ya te lo he dicho, en oscuros poemas olvidados. Hice catarsis con mi poesía, y separe las cosas lado a lado. Nada de duelos, nada de tormentos, ya no rima tu nombre con mi nombre. Te destierro, te extirpo de mis versos. Cuanto quise decir ya te lo he dicho Alicia Celada

El sombrero loco

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Tras el espejo, Alicia, te espera el sombrero loco. Ese que bien te conoce y sabe todos tus secretos, el que entiende el mínimo mohín de tu mirada. Estas alborozada, te has vestido de reina, con todas tus joyas de hojarasca, toda dorada de pies a cabeza ,y te sorprende la noche ,eres toda temblor, el bosque que te espera,   esta oscuro, pero no temas ,tú sabes que puedes confiar en todos los conejos y los cisnes que están en ese mundo mágico al que perteneces, del cual solo saliste por un momento a ver ese otro mundo lleno de crueldad y de infortunios,    carente de toda poesía, no conoces ese idioma, vete. Aquí esta el sombrerero loco, puedes confiar en el, estas a salvo de cualquier otro tipo de locura.     Alicia Celada

vibrando

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Vibrando   Que quede solo ahí, solo vibrando. Apenas en el roce y la caricia. En el susurro suave de los labios. En la imaginación, la fantasía. De pensarnos, soñarnos en silencio. En esa soledad de nuestros cuartos. En el gemir que arrancan nuestras manos. Que quede solo ahí, sin concretarlo. Para que no se quiebre, como un vaso. Para que no se hiele, como un témpano. Soy capaz de soñarte de mil modos. De mil modos, capaz de poseerte. Que quede solo ahí, solo vibrando. En las pausas, los gestos, las   miradas. En el febril tormento de pensarnos. En la proximidad, solo   en el tacto. Hagamos que el deseo, sea eterno. Que quede solo ahí, solo vibrando.                  Alicia Celada

La Luz (dedicada a Denise y Giuliano)

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  Solo dale la luz, nada más que la luz. Que no mida el amor, por su verde valor. Que se llene de sol, de fragancia de flor,  de pureza motriz, de candor de raíz,  de energía, de paz,  de esa fuerza real, que genera el amor. Solo dale la luz, nada más que la luz. No el oscuro rincón ,donde anida el terror, el rencor, la maldad, el hipócrita estar,  el medido interés, ese no querer ver, el valor sin igual, que tan solo en la luz, tú lo puedes hallar. Solo dale la luz, y veras, ya verás, como irradia su sol, no mezquina el calor, como incendia de amor y con cuanta pasión vivirá. No precisa de mas, sin en verdad los amas. ! Solo dale la luz ¡ Alicia Celada  

Quien es ella?

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¿Quien es ella? tan solo una mujer, que se proclama tuya, a la que has encontrado doblando alguna esquina, que gasto las palabras y el sexo sin medidas. ¿Quien es ella, que pretende ser centro de tu vida?, ¿quien es ella, a la que adornas con dos o tres cumplidos para arrancarle dos o tres gemidos?. ¿Quien es ella?, nadie, nada, tan solo una mujer desvencijada, sobre el borde filoso de tu mundo, donde gastas tu miel, en diez segundos. Alicia Celada

El viaje en tren

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El viaje en tren El tren no tardò tanto en llegar como era costumbre, pero no importaba. Ella, ese día en particular, se sentía bien. No tenìa apuro para llegar a la oficina porque era su día de franco, y estaba dispuesta a regalarse una tarde para ir de compras. Tenía en su mente una blusa de seda verde. Quería mimarse un poco ya que hace mucho que no lo hacía, que no se regalaba algo. Venìa de una larga depresión, producto de los años que sentía que se le habían venido encima ...  pero eso ya estaba superado. Se sentía feliz, se veía bien. El espejo le devolvía una imagen aceptable. El nuevo color de su cabello le sentaba bien y había comenzado el gimnasio hacìa unos meses. Eso la relajaba y la reconfortaba. Se miraba en los carteles de la estación y veía que su figura era bastante armónica. Al menos trataba de convencerse de eso. Se sorprendía sonriendo de repente. Eso quería decir que comenzaba a aceptarse o a resignarse con mansedumbre. Subió al tren. Como siempre no pu...

Del otro lado del miedo

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La puerta había sido camuflada como si fuera una ventana. Ya que era el último cuarto de la casa y por su forma atípica, que consistía en un pequeño triangulo, muy pocas opciones para aprovechar el lugar tenia. Por eso, cuando el niño creció paso a ser su habitación, micro habitación, pero en ella entraba el suficiente mobiliario: la cama y un pequeñísimo placar. Al menos tenía su privacidad, había decorado el cuarto con posters deportivos y le había dado un cálido aspecto. El cuarto daba al final del jardín, también allí el patio adquiría una forma poco convencional .La enredadera se había extendido hacia ese sitio, y al ser inaccesible, la poda era imposible, por lo tanto, ese sector impenetrable parecía una lúgubre selva. ¿Sería por eso que a la noche el niño imaginaba cosas detrás de esa puerta que tanto lo perturbaba?, el sonido de los pájaros, que se acurrucaban entre las hojas, el viento que ululaba con un llanto macabro, en ese hueco inhóspito del patio, la pelota que se e...

El hombre muerto

El cuerpo llegaba a la mañana al aeropuerto, proveniente de Europa, para ser trasladado a la morgue judicial. Esa tarde terriblemente gris ella debía ir para su reconocimiento. ¿Pero por qué ?, se preguntaba, había sido convocada, justo ella que lo había amado tanto. Es que a nadie le importaba, lo que ese hombre le había hecho al despedirse, esas falsas palabras, esas promesas incumplidas. Pero ahora estaba muerto al menos eso parecía, por algo la habian llamado, tal vez su voluntad fue que lo llorara por última vez. Pero como reconocerlo, ella ya se había olvidado de su rostro, ya casi ni recordaba sus ojos. De todos modos estarían prudentemente cerrados, solo tenía un vago recuerdo de su silueta de gigante, que la hacía sentir pequeña entre sus brazos. Pero había tantos grandes hombres, que tal vez, él no era tan grande como ella creía. Y llego el momento, alguien la acompaño y le mostró la camilla, se acercó temblorosa y se preguntó en silencio, ¿cómo murió así sin sonreírle por...