Coca la Cuca

Ella me miraba de reojo como esperando mi ataque para recién echar a correr. Yo, como si se tratara de una batalla importante estudiaba una estrategia. Eché mano al envase, no sacando los ojos de la enemiga. Ella corrió a refugiarse bajo un repasador dejando entrever las antenas delatadoras. Lo sacudí para ponerla al descubierto y entonces  echó a correr. Disparé el gatillo repetidas veces sobre la oscura intrusa, hasta que por fin cayó. Sus patas se debatían en un desesperado intento por recuperar la estabilidad , pero no pudo.

Me dispuse a realizar otras tareas esperando verla morir, pero presentaba increíble resistencia. Dí una última mirada a su cuerpo agonizante. La pateé hacia el patio, detrás de una olla.  Otra me miraba desafiante, pero era tarde ya. Una más... ¿què importancia podría tener? Con este calor es natural. Me fui a dormir sin remordimiento. Nunca pensé que ese día comenzaría el litigio por mi propiedad.

Coca era la madre de la víctima y no pensaba perdonarme su muerte. ,En ese momento no comprendí su dolor, no me fue fácil trasladar la situación a un marco humano.

Coca, la cuca, vivía en una zona precaria de mi cocina bajo la grieta de un azulejo. Allí realizaba sus reuniones en la oscuridad de la noche. Pero a partir de esa muerte, solo se reunían para conspirar, con el único deseo de venganza. ..Y comenzó a organizar un plan meticulosamente estudiado, formando un ejército revolucionario.

El calor era sofocante ,no se podía estar en la cama. Los ventiladores largaban aire caliente. El camisón se me pegaba al cuerpo como una bolsa de nylon. Me levantè para tomar un vaso de agua.
Cuando entré a la cocina, un ejèrcito de ellas me miraba amenazante. Sus antenas parecían apuntarme como peligrosos misiles pero no me animé a disparar el aerosol. Eran muchas y se dispersarían repulsivamente por todos lados. Me dio miedo y aunque estaba bañada en sudor temblaba inexplicablemente .Corrí al cuarto de los niños, cerré la puerta , abrí la ventana ,y al desplegar la cortina, entre sus pliegues... otra parte del ejèrcito ganò la habitación rápidamente.
Tomé a los pequeños en mis brazos con un esfuerzo sobrehumano y corrí a mi cuarto para meterlos en mi cama. Al correr la sábana emergieron cientos  de ellas, dando a la misma un estampado abominable. Salí con los niños al patio. Ellos lloraban desesperados sin comprender del todo la situación...Los niños son siempre inocentes.
Del muro bajaban cientos y cientos de oscuros seres repulsivos.
 Entré nuevamente a la cocina y logré tomar el aerosol que había quedado sobre la mesa el día anterior. Dando marcha atrás hacia la puerta de calle, disparé hacia ellas y solo una leve bruma saliò del envase. Con horror comprobè que el insecticida se había acabado.
Coca la cuca lideraba el grupo que se dirigía hacia nosotros a pasos agigantados. Las distintas líderes esperaban la orden de Coca para atacar. Ella asintió con sus antenas .
Tomé a los niños de las manos y aùn no sè còmo logramos salir en medio de un crujir de caparazones aplastados. Los pequeños estaban aterrados. Ya a salvo, nos sentamos al borde de la vereda y lloramos desconsoladamente.

Ha pasado casi un año de aquel nefasto día. Nosotros nos arreglamos bien en la alcantarilla ,aunque es bastante fría y húmeda.El tiempo paso pero el miedo persiste,

Coca la cuca sigue reclutando aliados, parece no estar conforme con su venganza y ha tomado posesión de todos mis bienes.

Alicia Celada