El guiño de Dios
Cuando Dios me levanta su pulgar,
en cualquier circunstancia de la vida,
no me afligen los golpes ni empujones,
porque airosa saldré de la embestida.
Siempre que recibí una maldición,
he sabido salir bien bendecida,
y nunca me olvide de agradecer,
con ojos bien arriba.
La vida se empecina en abrigarme,
y obsequiarme su miel,
y si Dios me esta guiñando un ojo,
es que todo esta bien.
Alicia Celada
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Sin embargo el poema puede llevar a un malentendido con respecto al mensaje que se quiere transmitir, pues para cualquier lector perteneciente a la religión católica que este pasando por un mal momento estos versos puede dar a entender un cierto favoritismo por parte de este ser todo poderoso que denominamos Dios hacia la autora del poema, lo cual obviamente produce un sentimiento de desagrado hacia el poema por parte de cualquier lector que este pasando por esta situación.